La navegación ha tenido un
importante papel en la historia de la humanidad. Desde las primitivas barcas
egipcias, a los perfeccionistas clippers construidos en Inglaterra y EEUU
pasando por las carabelas utilizadas por los europeos.
A lo largo de la historia de
la humanidad, las diversas culturas han utilizado distintos tipos de
embarcaciones para transportarse a través de las aguas.
Por medio de las rutas de
navegación, el hombre se hizo a la mar en busca de nuevos mundos, descubrir
nuevas civilizaciones, rutas comerciales.
Las rutas de la navegación surgieron,
entre otros motivos, para aprovechar los recursos alimenticios que ofrece la
pesca, también con el fin de realizar intercambios.
La estructura de los barcos
fue cambiando con el tiempo: se empezaron a utilizar mástiles de palmera o
bambú de los malayos, la tela de lino de los fenicios o cuero de los Vénetos.
Las mejoras técnicas en la construcción
permitieron incrementar el tamaño, los grandes navíos en línea llegaban a armar
cien cañones. Las fragatas y bergantines, además de aumentar la capacidad,
mejoraban en maniobrabilidad y velocidad. El sistema bélico, hacia final de
siglo, pasa de tener una sola vela cuadrada en cada mástil, a tener varias.
Un elemento que mejoró la
navegación fue la rueda del timón que permitía una más cómoda y segura
transmisión desde la cubierta a la pala del timón. Se mejoró la capacidad del
casco, el rendimiento del aparejo, la velocidad y la maniobrabilidad,
especialmente en las últimas décadas del siglo XVIII y las primeras del XIX.
Tras el descubrimiento del
cronómetro y del octante que permiten calcular con precisión la posición del
navío en la mar, determinando la longitud y la latitud, se desarrollaron las
técnicas de navegación.
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